En nuestro camino desde Salamanca hasta Mérida, hicimos una paradita para comer en Plasencia. Es una pequeña ciudad pero que tiene una riqueza cultural y arquitectónica brutal. Merece la pena parar a darse una vuelta. Y si se tiene tiempo, hacer noche.
Nos sentamos en la Plaza Mayor en un bar que se llama Café Español. Menos mal que los soportales de la plaza daban sombra porque había 36 grados de temperatura. Esta elevada cifra no fue impedimento para que nos pidiéramos un plato de pluma ibérica que se deshacía en la boca, una ensaladita de lechugas con parmesano y crujiente de jamón, una torta del Casar gratinada con pimentón de la Vera y unas migas extremeñas con todo su huevo, tocino, chorizo y demás derivados del marrano. Casi palmamos. Todo tremendamente bueno y por 47€ con cervezas incluidas.
De camino al aparcamiento tuvimos que parar un par de veces porque creímos que nunca jamás saldríamos de esa ciudad con vida.
Muy recomendable si te pilla de paso o si haces noche en Plasencia.
Joder Pedro, no me estraña que digas que has venido con un poco de lastre!! Menos mal que pusisteis un poco de lechuga (con parmesano eso sí) para engañar al cuerpo, je, je.
ResponderEliminarÓscar