El restaurante se encuentra en el hotel del mismo nombre (justo nada más acabar el pueblo dirección a Atlanterra, junto al cuartel de la Guardia Civil). Hay dos hoteles Antonio: el de 4 estrellas y el de 2. El restaurante se encuentra en los bajos del de 2 estrellas.
Cuando entras, te das cuenta que el local está muy bien puesto y puedes ver la típica vitrina de fotos del dueño con los famosos que allí han ido a comer.
Para comer pedimos un salmorejo (que era más bien un gazpacho espeso y cargadito en exceso de vinagre), un entrecot con patatas para los niños (buenísimo), un tartar de atún (muy rico aunque yo le habría dado algo más de sabor), una ventresca de atún (alucinante)
y un trozo de rodaballo salvaje (no menos alucinante).
Los pescados eran fresquísimos aunque nos pareció que ambos estaban algo pasados de punto. Para beber, Gran Viña Sol D.O. Penedés
ya que no les quedaba Pirineos D.O. Somontano.
De postre, coulant de chocolate con helado de vainilla (bastante rico), sorberte de limón y helado Häagen Dazs. Como vino de postre una copita de San Emilio PX D.O. Jerez.
La comida y el sitio están muy bien pero la comida se disparó a los 135 Euros. Me parece un sitio caro. En Zahara se puede comer igual de bien o mejor por mucho menos dinero si no te importa beber en copas que no sean Schott y que las servilletas sean de papel. Si pagas ese dinero es para que el salmorejo sepa a salmorejo, y los puntos de los pescados sean perfectos.
Otra cosa a destacar es que el restaurante es, al mismo tiempo, comedor del hotel y se da la paradoja de que en la mesa de al lado se te puede sentar la gente a comer en bikini (literalmente) o en bañador recien salidos de la piscina.
Me parece que habría que cuidar más estos detalles.
Difícilmente volveremos.
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