miércoles, 7 de abril de 2010

Restaurante Diego's. Guadalajara.


El domingo pasado, aprovechando nuestra estancia en Madrid, pillamos el coche y nos fuimos a la cercanísima Guadalajara a ver a Elena para estar un rato con ella. Era la hora de comer y nos llevó a un restaurante que se llama Diego's.
No da directamente a la calle. Es difícil aparecer por allí si no sabes de su existencia.
Al entrar encontramos unas fotos del propietario con Adrià, Berasategui, Subijana y Torreblanca. Creo que no me olvido de ninguno.
Luego pasamos al salón principal en el que hay unas diez o doce mesas. El restaurante, en cuanto a decoración, está bien puesto. Demasiado, quizás, para mi gusto. El servicio es muy amable (todo chicas, por cierto).
Pero como allí fuimos a comer, que es a lo que se va a los restaurantes, y no a un curso de decoración, paso a relatar lo que allí comimos y bebimos.
Para la espera nos tomamos una caña cada uno y una botella de agua. Decidimos pedir dos entradas: tulipa de huevos rotos con setillas, patata pochada y jamón de bellota y, luego, unas mollejas de cordero con miel. Ambos platos espectaculares en cuanto a sabor y a tamaño. Las raciones son enormes.
A continuación pedimos un plato cada uno: solomillos de ternera con salsa de pimienta y roquefort para ellas y presa de ibérico sobre pan al ajillo y soja balsámica para mí.
Todas las carnes buenísimas y al punto que exactamente habíamos pedido: el solomillo de Elena pasadito, el de Gloria muy poco hecho (milagro!!) y mi presa al punto.
Las raciones, de nuevo, más que generosas por no decir brutales. Podríamos haber comido perfectamente con las dos entradas y, si me apuras, con una carne para los tres.
En la mesa de al lado pidieron un solomillo con foie y creedme si os digo que el pedazo de foie que había sobre el solomillo era igual o mayor que el propio solomillo. Yo estaba asustado.
De postre (aquí no se perdona nada) helado casero para Elena y tarta de fino mousse de vainilla con bizcocho calado a la canela, montado sobre sus natillas con nata montada para Gloria y para mí. Casi na!
Como fin de fiesta, botella de orujo, crema de orujo y licor de manzana en la mesa para servirse al gusto e ir en busca del reventón si es que no lo has encontrado ya. No pudimos abusar de esto último porque había que volver a Madrid.
En cuanto a los vinos, el servicio es bueno. Copas Riedel y vinos a su temperatura. Sin embargo tengo que comentar que el primer vino que pedimos (Elías Mora D.O. Toro) no lo tenían y el que finalmente nos sirvieron (nuestro viejo amigo Mano a Mano D.O. La Mancha) era de la cosecha de 2005 cuando la cosecha de 2008 ya lleva bastantes meses en la calle. Esto es lo que pasa con las cartas de vino que no te indican la añada y sólo se conforman con el nombre del vino.
Los precios del vino, muy razonables.
Al final, a algo menos de 40 euros por barba. Para lo que allí comimos, en cantidad y en calidad, me parece un lugar extraordinario.
Muy recomendable.

1 comentario:

  1. Comida excelente y buena compañía. Más no se puede pedir.

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