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La noche del sábado me invitó Gloria a cenar para celebrar su cumpleaños. Hacía tiempo que no íbamos al Murri y ésta era una buena ocasión para reencontrarnos con este lugar que tanto nos gusta.
Nada más llegar nos recibió Gustavo tan amable y encantador como siempre.
El local ha cambiado desde la última vez que estuvimos por allí. Ha desaparecido la barra y se está más cómodo. Todo es mucho más amplio.
Tomamos una caña mientras echábamos un vistazo a las cartas. Nos costó decidirnos. Hay muchos platos nuevos y siguen algunos clásicos de los que más tarde dimos cuenta.
Al final nos decidimos por tres entradas individuales cada uno y dos platos que más tarde compartiríamos.
Las entradas fueron la gamba roja laminada con ajoblanco y sorbete de limón, la clásica alcachofa confitada con crema de morcilla, habitas y su jamón de bellota y como tercera entrada los no menos clásicos lomos de sardina marinada con verduras y mollitas de aceite.
Espectaculares las tres entradas.
Luego llegaron los segundos platos, basados ambos en el atún rojo. Uno de ellos era un taco de atún rojo con verduras y cítricos y el otro era una ventresca de atún con una coca de cebolla.
El taco de atún estaba increíblemente bueno y exactamente con el punto que pedimos (menos del punto).
Con la ventresca toqué el cielo. Con toda su grasita churruscada pero con el interior casi crudo. Deliciosa. De lo mejor que he comido en mi vida.
El vino que nos acompañó toda la cena fue un Negre de Negres 2007 D.O.C. Priorat. Muy potente y sabroso.
A destacar el precio de los vinos en este restaurante. Realmente muy bien de precio. Cuanto mayor es el precio de un vino, el incremento del mismo es menor. En la carta podemos encontrar vinos de más de treinta Euros a los que sólo se les ha cargado 7 Euros a su precio de bodega. Es un lugar inmejorable para darse el gustazo y pedir uno de esos vinos que sólo se compran para consumir en casa ya que en los restaurantes suelen ser muy caros.
Para el postre compartimos un cremoso de chocolate buenísimo que acompañamos con un Dulce Negra D.O. Alicante y un Oliveras D.O. Jumilla (nos gustó más éste).
Como colofón, un gin-tonic de Magellan con Fever Tree y unas rodajas de limón y manzana verde. Más seca que aromática. Brutal.
Podría decir sin miedo a equivocarme que ha sido la mejor cena de mi vida.
La cuenta: a 62 Euros por cabeza pagados más a gusto que algunas comidas de 40.
A ver si vencemos la pereza de acercarnos a Sant Vicent y aparecemos por el Murri más a menudo.
El Murri es uno de los mejores restaurantes que conozco. La forma de cocinar el atún no tiene nada que envidiar a Cádiz y eso, para nosotros, es decir mucho. Me encantó la cena, y no sólo por la comida.
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