Como somos tantos en el el grupo, queríamos dividir la invitación en dos o tres tandas de amigos para no llenar demasiado la casa. Al ser un sábado por la noche, el primer grupo de invitados fue el de gente sin niños. Como Javi y Aris fallaron, Ruth y Jose ocuparon sus puestos.
La cena consistió en unas entradas de jamón de bellota, lomo de orza, pastel de morcilla y patés variados.
Los quesos los dejamos para más tarde porque algunos eran realmente duros y podían hacer que los entrantes no supieran a nada.
Fuimos subiendo de potencia tanto en quesos como en vino. Empezamos con un Camembert acompañado de un Bach Brut Nature D.O. Cava. Seguimos con un Gruyere y un rosado Julián Chivite 2009 D.O. Navarra. Luego pasamos a un Idiazábal ahumado con un Shaya 2008 Blanco D.O. Rueda. Continuamos con un manchego que regamos con un vino marroquí llamado Première du president. El parmesano reggiano lo tomamos con un Solanes 2002 D.O.C Priorat.
Luego llegó el turno de los vinos dulces. Empezamos con un Stilton inglés y un queso Mahonés que los maridamos con dos Tokaji húngaros. Y como colofón a este festival tomamos una Torta del Casar con un Pedro Ximénez D.O. Jerez.
De postre, por supuesto, tarta de queso que cada uno tomó con mermelada de frambuesa, de calabaza o con dulce de leche.
Me parece que a la gente le gustó la experiencia. A mí, al menos, me encantó.
Se me olvidaba decir que el pan de la cena (uno integral de centeno con pasas y nueces y otro de centeno y trigo con semillas de girasol, calabaza y amapola) fue elaborado en casa en nuestra flamante panificadora y tostado magistralmente por Pichí.
También agradecer la inestimable colaboración de Alfonso, comiéndose el último trozo de queso de cada plato para que pudiéramos sacar el siguiente plato.
A ver si ponemos fecha para la siguiente.
La combinación de rosado con Gruyere, insuperable.
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