Aunque Granada incita a ir de bar en bar tomando tapas, tampoco es mal plan sentarse a comer tranquilamente en un restaurante.
Después de instalarnos en los apartamentos, nos fuimos a la cercana Plaza de la Romanilla donde se encuentra el restaurante El Deseo.
El restaurante está decorado de una forma bastante moderna y se divide en cuatro partes: la cocina (totalmente a la vista), la terraza en la misma plaza, la barra de entrada con unas pocas mesas y el comedor interior con zona de fumadores y no fumadores (bastante mal separada si se deja abierta la puerta que separa estos dos ambientes).
La comida que se puede degustar en este restaurante se basa en el encuentro de las cocinas italiana y granadina. Lo cierto es que en la carta se encuentran platos típicos italianos como la tagliata, el saltimboca, las pizzas o el carpaccio pero con un toque granadino en algunos de ellos.
Para beber, Beryna 2007 D.O. Alicante para hacer patria en copas Schott.
Con las infusiones, cervezas de rigor y demás no llegó a 33 euros por cabeza. Espectacular.
Al día siguiente, por la noche, volvimos a cenar en la barra pero esta vez sin los niños que se quedaron en el apartamento con los abuelos.
Pedimos tres vinos (hay unos diez vinos por copas) que fueron acompañados por tres tapas (cartuchito de patatas con mahonesa, ensalada de pasta y platito de parmesano con mortadela y reducción de vinagre de Módena) y luego nos lanzamos con tres vinos más para acompañar uno de los mejores carpaccios de ternera que he probado y un espectacular tartar de atún con vino tinto. Maravilloso. Todo por 25 euros por cabeza. Un lujazo.
Si os pasáis por El Deseo, fijaros en las camareras (son mayoría) y en los camareros. Todos muy agraciados físicamente. ¿Casualidad?
Muy recomendable.
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