miércoles, 28 de julio de 2010

Blue Ribbon.


Os traigo una ginebra que compramos en una tienda de delicatessen que hay a la salida de Zahara de los Atunes (dirección Atlanterra).
El nombre de la tienda no lo recuerdo (La "no sé qué"). El de la ginebra es Blue Ribbon.
Es francesa y su etiqueta destaca los aromas a tomillo, enebro y pimienta de Jamaica.
Nos decidimos a comprar ésta porque la otra que había en la tienda (London Dry Gin) ya la habíamos probado. Y es que en esta casa somos mucho de probar.
Menos mal que elegimos la Blue Ribbon. Qué maravilla de ginebra! Es aromática pero sin empalagar y sabe exactamente como huele. Se reconoce sólo con olerla. Es suave y perdura en la boca durante muchísimo tiempo.
Os la recomiendo. Debe rondar los 25 Euros, o menos, porque en Zahara nos costó 29.

El Capricho de Raquel. Urbanova. Alicante.

El viernes por la noche, camino de Arenales, Gloria vio el cartel de "El Capricho de Raquel" y eso nos hizo recordar que teníamos pendiente una visita a este restaurante.
Se encuentra en Urbanova, muy cerquita de Alicante.
El local no da exactamente al paseo. Se accede desde él pero está mirando hacia atrás. De todas formas, está a 20 segundos de la playa.
La decoración es moderna, tiene mucha luz y es muy agradable. Tiene mesas en el exterior, bajo un toldo, y también en el interior. Nosotros elegimos sentarnos dentro por el tema del aire acondicionado.
En El Capricho de Raquel se elabora una cocina de mercado típica de la zona: calamar de potera, sardina, boquerón, sepia, quisquilla, gamba roja, lubina... También hay carnes (y muy recomendables).
Pedimos un tomate trinchado con anchoas Lolín (buenísimos los tomates y espectaculares las anchoas), una sepia a la plancha (fresquísima), lubina a la espalda y entrecot de ternera.
La lubina en su punto. Magnífica.
El entrecot, como a mí me gusta: muy poco hecho. Hacía tiempo que no me servían la carne al punto que la suelo pedir. Sabrosísimo y muy tierno.


El servicio, tanto de la comida como de la bebida, impecable. Muy agradable.
Para beber decidimos (siguiendo con nuestra cruzada a favor de los vinos blancos) pedir un cava y nos dejamos aconsejar por Sergio (el sumiller que conduce perfectamente una bodega de infarto). Al final elegimos un Privat Opus Evolutium D.O. Cava. Excelente elección. Buenísimo. Probablemente, el mejor cava que hayamos probado hasta la fecha. Equilibrado, persistente. Maravilloso. Botella preciosa.


La bodega que tiene Sergio en su restaurante es impresionante. Es una pequeña habitación de cristal donde tiene todas las botellas a una temperatura perfecta. Sólo tienes que levantarte, entrar a la bodega, elegir el vino (todas las botellas llevan marcadas el precio) y sentarse a degustar. Y si lo prefieres, déjate llevar. Le comentas tus preferencias al sumiller, el presupuesto y a gozar .
En "El Capricho de Raquel", los amantes del vino van a disfrutar muchísimo ya que los precios son los más ajustados que haya visto jamás en un restaurante.
Para que os hagáis un idea, aquí os dejo los precios de algunos vinos para que los comparéis con lo que os cuestan en vuestra tienda habitual: Beryna, 12 euros (entre 8 y 11 en tienda); Casa Balaguer, 15 euros (entre 11 y 14); Clío, 30 Euros (entre 29 y 37); Privat Opus Evolutium, 25 euros (entre 21 y 23). Increíble. Y con copas Spiegelau.
De postre pedimos una cuajada casera y un brownie con chocolate caliente. Los regamos con un Oporto cortesía de la casa. Maldición! Me parece que voy a empezar a pegarle al Oporto.
Como fin de fiesta, un vodka con tónica (vod-tonic, si se me permite el palabro) preparado magistralmente con vodka Ciroc, una mezcla de tónicas (Fentiman's y Schweppes) y frutas escarchadas. ¡Madre mía, qué cosa más rica!


Todo por unos 50 Euros por barba.
Muy recomendable. Loquito estoy por volver.



viernes, 23 de julio de 2010

Hotel Alcadima. Lanjarón. Granada.


De vuelta a Alicante hicimos una parada, más o menos a medio camino. Nos habían hablado muy bien de un hotel que se llama Alcadima. Es un hotel rural de 3 estrellas que se encuentra en el casco urbano del pueblo y que al mismo tiempo tiene un restaurante tanto para huéspedes como para la gente que no está alojada en el hotel. Tiene aparcamiento cubierto (10 Euros día) y spa.
Nosotros nos metimos en una habitación familiar. Es una especie de apartamento con dos habitaciones, un mini salón donde está la tele, una nevera pequeñita, un calentador de agua para hacer algún café o infusión y un pequeño baño con su plato de ducha con mampara. También tiene una pequeña terraza que da a la piscina con una mesa, dos sillas y un tendedero.
La habitación no es para tirar cohetes. Los muebles (provenzales) y la decoración están un poco desfasados pero está limpio y se puede estar en ella sin ningún tipo de problema. Lo que realmente es una pasada de este lugar es el jardín que bordea la piscina. Está lleno de árboles y plantas y por donde andes, siempre oirás el ruido de alguna fuentecilla, alberca o acequia.
Tiene un montón de deliciosos rincones con sillas y mesas donde sentarse a leer o tomarse una copa mientras oyes el ruidillo del agua.
El restaurante, en verano, tiene mesas en el jardín bajo una pérgola de madera. La comida es muy buena y a unos precios muy razonables. Las raciones son abundantes y están bien elaboradas.
En los dos días que estuvimos pedimos: croquetas caseras (muy sabrosas), escalope de pollo para los niños, rollitos de lechuga con queso, anchoas y vinagreta de miel de Lanjarón (muy buen plato), berenjena con queso de cabra al horno (buenísimo también), jarrete de cordero confitado con tomillo (se deshacia con el tenedor) y boletus salteados con foie. De postres, crema de almendras, flan y tiramisú casero muy rico.
En cuanto a vinos, tienen unas 30 referencias de vinos de la zona y de las principales denominaciones de origen españolas. Los sirven en buenas copas y a su temperatura adecuada.
Muy recomendable.

La Jábega. Zahara de los Atunes.


La Jábega es un arte de pesca y de ahí pilla el nombre este restaurante. Se encuentra en la Calle Tomillo (a las espaldas del Hotel Gran Sol) aunque también tiene acceso desde la playa.
Es un sitio que ya conocíamos de años pasados y que nos gusta porque además de los típicos platos que se pueden tomar en casi todos los bares de Zahara, siempre tienen algún plato novedoso que desentona un poco con lo que suele ser habitual.
Esta vez pedimos calamares fritos (buenísimos y abundantísimos), tortillitas de camarones, leguados fritos para los niños (fresquísimos), berenjenas con atún y salmorejo y, para acabar, atún confitado sobre piriñaca de Cádiz y ajoblanco (plato no caliente, muy bueno).
Para beber, otra vez Enate 234 Chardonnay D.O. Somontano(por 13 ó 14 Euros, buenísimo).
De postre, preguntar por los caseros. Recomiendo el flan de leche condensada.
Todo este festival con las cervecitas de rigor, no llegó a los 90 Euros. Y de paso, cambias un poco de platos.
Muy recomendable.

Antonio. Zahara de los Atunes.

Antonio es el restaurante mejor puesto de toda la localidad y lo notaréis tanto en el servicio como en el precio.
El restaurante se encuentra en el hotel del mismo nombre (justo nada más acabar el pueblo dirección a Atlanterra, junto al cuartel de la Guardia Civil). Hay dos hoteles Antonio: el de 4 estrellas y el de 2. El restaurante se encuentra en los bajos del de 2 estrellas.
Cuando entras, te das cuenta que el local está muy bien puesto y puedes ver la típica vitrina de fotos del dueño con los famosos que allí han ido a comer.
Para comer pedimos un salmorejo (que era más bien un gazpacho espeso y cargadito en exceso de vinagre), un entrecot con patatas para los niños (buenísimo), un tartar de atún (muy rico aunque yo le habría dado algo más de sabor), una ventresca de atún (alucinante) y un trozo de rodaballo salvaje (no menos alucinante). Los pescados eran fresquísimos aunque nos pareció que ambos estaban algo pasados de punto. Para beber, Gran Viña Sol D.O. Penedés ya que no les quedaba Pirineos D.O. Somontano.
De postre, coulant de chocolate con helado de vainilla (bastante rico), sorberte de limón y helado Häagen Dazs. Como vino de postre una copita de San Emilio PX D.O. Jerez.
La comida y el sitio están muy bien pero la comida se disparó a los 135 Euros. Me parece un sitio caro. En Zahara se puede comer igual de bien o mejor por mucho menos dinero si no te importa beber en copas que no sean Schott y que las servilletas sean de papel. Si pagas ese dinero es para que el salmorejo sepa a salmorejo, y los puntos de los pescados sean perfectos.
Otra cosa a destacar es que el restaurante es, al mismo tiempo, comedor del hotel y se da la paradoja de que en la mesa de al lado se te puede sentar la gente a comer en bikini (literalmente) o en bañador recien salidos de la piscina.
Me parece que habría que cuidar más estos detalles.
Difícilmente volveremos.

Alsocaire. Zahara de los Atunes.


Para ser estrictos, este restaurante está en Atlanterra, a unos dos kilómetros de Zahara de los Atunes. Justo cuando llegas a los bloques de apartamentos, junto a una Pizzería que se llama Mamma Mía.
Es uno de los restaurantes que teníamos debajo de casa y donde bajamos a ver la semifinal con Alemania y la final con Holanda.
En este sitio hemos comido unas tres veces y he de decir que con gran fortuna ya que todo lo que hemos comido estaba excelente: las tortillitas de camarones (yo creo que son de las congeladas pero están muy buenas), la fritura variada, el cazón en adobo, la presa ibérica, el morrillo de atún (aquí es donde cuesta 15,50), el salmorejo y la brocheta de cerdo ibérico (muy buena de sabor aunque no muy jugosa). La guarnición suelen ser unas patatas al horno impresionantes.
Es un sitio donde se come todo lo que se puede comer en casi todos los bares de Zahara y a precios algo más baratos.

El vino blanco en verano.


Con los calores del verano, parece indiscutible que el vino tinto apetece menos y la cerveza se convierte en la reina indiscutible.
Os propongo que abráis vuestras mentes y os lancéis como locos a beber vino blanco. Está claro que hay platos que piden a gritos un vino tinto. En ese caso, seguid con vuestro vino tinto. Me refiero a esos platos que pedís con vino tinto sólo por el hecho de que (pensáis que) no os gusta el vino blanco. Estoy hablando de pescados y arroces, fundamentalmente.
Yo he sido de los que el vino blanco no lo pedía ni muerto. De los que decía que el mejor blanco es un tinto.
Pero a base de probar, he descubierto que el vino blanco es una excelente opción para acompañar las comidas veraniegas y no tan veraniegas.
En verano, el vino blanco tiene numerosas ventajas con respecto a la cerveza y al vino tinto especialmente.
Respecto a la cerveza, hincha menos. Respecto al vino tinto, refresca más, suele ser más barato, normalmente acompaña mejor los platos típicos del verano y casi siempre te lo sirven a temperatura adecuada. Pienso que sólo esta última razón es definitiva.
Un vino blanco siempre te lo sirven directo de la nevera y con su cubito con agua y hielo (y si no, lo pides). A nadie en su sano juicio se le ocurriría aparecer con una botella de vino blanco del tiempo a menos que quiera ser agredido con la misma.
Lo de la botella de tinto del tiempo, seguro que os ha ocurrido más de una vez. Además, cuando la suelen traer, ya es tarde para enfriarlo en cubitera ya que van a pasar, en el mejor de los casos, unos quince minutos hasta que pille la temperatura adecuada.
Entonces tienes dos opciones: aguantar con el plato delante de tu cara hasta que el vino esté a su temperatura óptima (con lo cual comerás el plato helado) o tomarte las dos primeras copas ardiendo (con la pérdida de placer, por no decir sufrimiento, que eso conlleva) hasta que la tercera copa ya esté a punto. Justo cuando ya no te queda comida en el plato.
Entre los vinos blancos también quiero incluir, por supuesto, a los cavas. Que los hay, y muy buenos. E incluso algunos rosados.
Aquí os enumero algunos de los blancos que hemos probado este verano y que son muy, muy recomendables: Damana verdejo D.O. Rueda, Paso a paso verdejo D.O. La Mancha, Enate 234 Chardonnay D.O. Somontano, Viña Sol D.O. Penedés, Gran Viña Sol D.O. Penedés, Valtea D.O. Rias Baixas, Gramona Imperial D.O. Cava, Brut Barroco Freixenet D.O. Cava, Avanthia Godello, D.O. Valdeorras, Finca La Colina Verdejo Cien x Cien D.O. Rueda y alguno más que se me escapa. Mis favoritos son (por este orden) el Avanthia, el Finca La Colina y el Gramona Imperial. Sólo el Avanthia y el Gramona llegan a 15 Euros. El resto, ninguno llega a 10.

El mundo del atún en Cádiz.

Por toda la zona desde Tarifa hacia el Norte, en especial en Zahara de los Atunes y Barbate, el tema del atún es casi una religión. Las formas de cocinarlo son infinitas.
Durante siglos se ha pescado el atún rojo mediante el arte de la almadraba y así se sigue haciendo a día de hoy.
Cada vez, la cosa se está poniendo peor por el consumo excesivo de este pescado (especialmente por parte de los japoneses) pero ahí siguen pescándolo.
Fuera de esta zona sólo conocemos lo que es el lomo de atún y, si tienes suerte, puedes encontrar la ventresca.
Pero cuando llegas a Zahara te das cuenta de que en los bares te ofrecen muchas más partes del atún que a los forasteros del lugar nos suenan a chino (a japonés sería más adecuado en este caso). Las partes fundamentales del atún son el lomo, la ventresca o barriga, el morrillo, el mormo, el contramormo, el tarantelo, la hueva y la cola.
Las partes más preciadas son el morrillo y la ventresca o barriga. Luego vendrían el mormo, contramormo, tarantelo, lomo y cola.
Como veis, lo que nos llega a nosotros no es, precisamente, la parte más rica del atún.
Todos habréis probado un lomo estupendo. Pues imaginad cómo estaría el morrillo o la barriga de ese atún.
En mis paseos por los mercados de la zona, veo que el lomo de atún y la cola para guisar los puedes encontrar todos los días. La ventresca, los fines de semana. El resto, nunca. Nunca porque los restaurantes lo compran todo y el pobre mortal casi nunca tiene acceso a esas partes del atún.
Y luego están los japoneses. Como me decía una de las pescaderas de un puesto del mercado de Zahara: "Quillo, la cosa del atún está mu escuchimisá. Antes los japoneses dejaban las cabezas. Ahora, hasta las cabezas se llevan".
Pues eso, que si podéis, probad todas esas partes del atún que son desconocidas fuera de esta zona.
El morrillo ronda, en los restaurantes, los 20Euros aunque lo hemos visto a 15,50 y a 24. Luego os diré dónde. La ventresca, por el estilo.

La Almadrabeta. Zahara de los Atunes.


La Almadrabeta es el nombre que recibe el restaurante de los Hoteles Almadraba y Almadrabeta. No tiene pérdida.
Dispone de una terraza interior muy agradable pero ese día elegimos un salón interior con aire acondicionado ya que hacía bastante calor.
No acabo de entender a esa gente que prefiere comer en una terraza pasando calor, sólo por el hecho de ser verano, pudiendo estar en el interior con aire acondicionado. Allá cada uno.
El restaurante es de lo más fino del lugar. Con sus servilletas de tela y todo eso. Pedimos un gazpacho, unas tortillitas de camarones con algas y huevas, lomo de atún para los niños y una ventresca de atún para los adultos.
Excelente todo.
Nos llamaron la atención las tortillas de camarones con algas y huevas. El tema de la tortilla de camarón es todo un mundo. Si alguien no las ha probado nunca, que no se piense que son tortillas francesas con camarones diminutos.
Son unas tortillas (o tortillitas o tortitas) que se elaboran, a grandes rasgos, con camarones, harina de garbanzo, harina de trigo, cebolla y perejil picado, sal y agua. Se hace un masa con todo esto y luego se fríe en abundante aceite de oliva.
Dando una vuelta por los bares de la provincia de Cádiz (y de alguna que otra provincia no tan lejana) , te das cuenta que las tortillitas de camarones se parecen demasiado entre ellas. Vamos, que son congeladas.
Sí es cierto que en algunos lugares, tienen un aspecto diferente y debe de ser porque son caseras. Con esto no quiero decir que éstas siempre sean mejores que las congeladas ya que recuerdo ciertas tortillitas caseras (como presumía el camarero) que no estaban mejor, precisamente, que las congeladas.
Si tuviera que elegir las mejores tortillitas de camarones del mundo, sin duda diría que las de Casa Balbino en Sanlúcar de Barrameda. Son simplemente espectaculares. Hay que hacer cola, ya que la demanda es grande, y puedo garantizar que te las hacen al momento.
Volviendo a las tortillas de camarones del La Almadrabeta, estoy convencido al 100% de que son caseras ya que no he visto esa mezcla con algas y huevas en ningún otro sitio del mundo. Están buenísimas.
De postre tomamos sandía y brownie de chocolate y bebimos una botella de Enate 234 Chardonnay D.O. Somontano buenísimo.
De precio, alrededor de 75 Euros.
Muy recomendable.

Zahara de los Atunes. Cádiz.


Quinto año veraneando en las playas de Cádiz y cuarto en Zahara de los Atunes. Siempre habíamos ido en septiembre u octubre pero este año elegimos la primera quincena de julio.
Zahara de los Atunes es una pequeña pedanía de Barbate. Se encuentra a 10 kilómetros al sur de Barbate y a unos 40 al norte de Tarifa
La población de esta localidad es de unos 1.300 habitantes aunque en la época estival supera con creces los 40.000 habitantes. Sí, sí. No habéis leído mal: 40.000.
Recuerdo que la primera vez que fuimos nos llamó la atención que hubiera un fuerte movimiento por la segregación del municipio de Barbate.. Y con el tiempo, cada vez me extraña menos.
Zahara está exactamente igual que el primer año en que aparecimos por allí. Perdón. Igual no. Está bastante peor porque las calles están llenas de baches, los bordillos destrozados, la limpieza deja mucho que desear....
La impresión que me llevo es que la gente de Zahara está hartita de hacer dinero y que no se vea reflejado en su pueblo. Porque el dineral que entra en Zahara en verano es increíble. No he visto más bares por metro cuadrado en mi vida (y siempre llenos). No exagero si digo que hay más de cien bares y restaurantes. Y es que 40.000 personas en un pueblo de poco más de 1300 dejan muchísimo dinero.
Este mogollón de gente que veranea en Zahara también genera sus problemas. Por ejemplo, el tema del aparcamiento es durísimo.
Y al Ayuntamiento de Barbate sólo se le ocurre la genial idea de plantar zona azul en todo el pueblo de Zahara desde (ojito con el horario) las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche. Y sin tarjeta de residente, claro. El encabronamiento que llevaba toda le gente del pueblo era de escándalo.
Al final, entre manifestaciones, juzgados y demás, los parquímetros que tenían que empezar a funcionar el 1 de junio, han quedado precintados hasta nueva orden. Qué cara más dura!
Y lo mejor de todo esto es que te vas a Barbate (uno de los pueblos con el casco urbano menos agraciado que he visto en mi vida) y puedes comprobar que no hay ni un solo metro de zona azul en todo el pueblo. Claro, la gente de Zahara entra en cólera cuando ve que de su querido pueblo sólo ven salír el dinero pero nunca lo ven entrar.
Y el que esté leyendo esto se preguntará: entonces ¿qué tiene Zahara de los Atunes para que este tío (y 40.000 tios más) vaya para allá todos los años?
Voy a ver si lo puedo explicar. En primer lugar, la kilométrica playa Zahara; luego, las playas de las cercanías (Atlanterra, los alemanes, Bolonia, los Caños de Meca, Trafalgar...); en tercer lugar el clima. En Zahara, es muy raro tener un día de calor como los que hay en Alicante casi todos los días de verano.
Por las noches (a eso de las diez de la noche), en este mes de julio, las temperaturas rondaban los 23 ó 24 grados de temperatura (todo un lujo).
También es cierto que como al viento le dé por soplar, despidete de la playa porque puedes morir acribillado por la arena.
Otra cosa que me encanta de Zahara es que nunca he salido de un bar o de un restaurante diciendo que he comido mal. Siempre he comido bien o (la mayoría de las veces) muy bien.
Y por último, el ambientillo del lugar me encanta.
Es cierto que me gustaba más en septiembre u octubre. La primera quincena de julio ha sido también muy tranquila pero el 16 de julio (nos quedamos hasta el 19), me dio la impresión de que llegaron 20.000 personas de golpe. Menudo cambio!
Este año hemos vuelto a alquilar un apartamento en Atlanterra. Atlanterra es una urbanización que pertenece a Tarifa pero a la que sólo se puede acceder desde Zahara. Está a 2 kilómetros de Zahara y a unos 40 de Tarifa.
Se divide en dos partes claramente diferenciadas. La primera y más cercana a Zahara está formada por bloques de apartamentos de 4 alturas con piscinas y muchas zonas verdes. La otra parte, la más alejada de Zahara (a partir del Meliá Atlanterra) es donde empiezan los chalets más alucinates y exclusivos que te puedes tirar a la cara con unas vistas de ensueño desde donde se puede divisar Marruecos si la bruma no lo impide. Esta zona de Atlanterra es uno de los sitios donde me compraría una casa si me tocara la Primitiva.
Supongo que ya habréis adivinado en qué zona nos alojábamos nosotros.
Para quince días, la mejor opción es un apartamento donde puedas cocinar ya que 15 días desayunando, comiendo y cenando fuera de casa pueden ser muy duros.
Nosotros íbamos a los supermercados de Zahara (carísimos y escasos en número y variedad) o a los de Barbate a comprar los alimentos no frescos. Y los alimentos frescos (pescados, mariscos, frutas, carnes) los compraba en el diminuto mercado de abastos de Zahara. Pillaba la Brompton y para allá me iba.
Lugares para visitar en las cercanías: Tarifa, una vuelta por Atlanterra para salir con los dientes muy largos, la playa de Zahara, la de los alemanes, la de los Caños de Meca, Punta Paloma y Valdevaqueros un día con mucho viento para ver cientos de kite surf, la playa de Bolonia con sus ruinas romanas, un atardecer en el faro de Trafalgar y una visita a Vejer de la Frontera.
Bueno, en breve os contaré los lugares a los que hay que ir a comer si algún día vais a Zahara.


jueves, 22 de julio de 2010

Hotel Mérida Palace. Mérida.

El Mérida Palace es el único hotel de 5 estrellas de Mérida. No nos alojamos allí pero sí que cenamos en él ya que la carta nos gustó, no era caro y el aire acondicionado funcionaba a las mil maravillas para salvarnos de los 39 grados que aún había a las diez de la noche.
El hotel es precioso y merece la pena una visita. Está en la plaza principal de Mérida y ocupa un antiguo palacio.
Nos sentamos a cenar y pedimos unos lingotes de salmón ahumado sobre tostas de pan, un gazpacho extremeño, un secreto ibérico y dos tortillas francesas para los niños. Muy bien. De postre, una tarta de queso y chocolate bastante seca y triste. Para beber, un vino extremeño que se llama Taryala 2004 que me sorprendió gratamente aunque a mí me gustan los vinos algo más potentes.
Todo por 74€. Recomendable por la comida y por el sitio.

Hotel Tryp Medea. Mérida.

Para no hacer el trayecto Salamanca- Zahara de los atunes del tirón, decidimos hacer noche en Merida que está, más o menos, a la misma distancia de estas dos localidades.
Nos alojamos en este hotel porque era el único que tenía habitaciones donde podíamos dormir cuatro personas en la misma habitación.
El Hotel Tryp Medea está a unos dos kilómetros del centro junto a un complejo comercial. En coche no se tarda casi nada en llegar al casco histórico pero tiene el inconveniente de que hay que pillarlo y aparcarlo en alguno de los aparcamientos del centro.
Llegamos provenientes de Plasencia y descansamos un poco en el hotel ya que no apetecía mucho salir a la calle con los 39 grados de temperatura con que nos recibió la capital de Extremadura.
El hotel es de cuatro estrellas. Tiene piscina y aparcamiento y está bastante bien aunque la decoración, con motivos romanos, parece un poco pasadilla.
La próxima vez que vuelva a Mérida intentaré coger algo más céntrico aunque, como digo, el hotel está bien.

Café Español. Plasencia. Cáceres.


En nuestro camino desde Salamanca hasta Mérida, hicimos una paradita para comer en Plasencia. Es una pequeña ciudad pero que tiene una riqueza cultural y arquitectónica brutal. Merece la pena parar a darse una vuelta. Y si se tiene tiempo, hacer noche.
Nos sentamos en la Plaza Mayor en un bar que se llama Café Español. Menos mal que los soportales de la plaza daban sombra porque había 36 grados de temperatura. Esta elevada cifra no fue impedimento para que nos pidiéramos un plato de pluma ibérica que se deshacía en la boca, una ensaladita de lechugas con parmesano y crujiente de jamón, una torta del Casar gratinada con pimentón de la Vera y unas migas extremeñas con todo su huevo, tocino, chorizo y demás derivados del marrano. Casi palmamos. Todo tremendamente bueno y por 47€ con cervezas incluidas.
De camino al aparcamiento tuvimos que parar un par de veces porque creímos que nunca jamás saldríamos de esa ciudad con vida.
Muy recomendable si te pilla de paso o si haces noche en Plasencia.

El Globo y Taberna Dionisos. Salamanca.


Aquí os presento dos sitios estupendos de Salamanca donde ir a tomar algo antes de comer o cenar.
El primero de los sitios se llama El Globo. Es un pequeño bar donde hay infinidad de tapas que te sirven con tu cervecita. Además, las tapas que acompañan tu consumición están riquísimas y son muy abundantes.
También puedes pedir los montaditos especialidad de la casa basados en nuestro querido amigo, el cerdo. A saber: el Marianito, el Charrito y el Serranito.
Y los precios son muy baratos. Suele estar bastante concurrido. Imprescindible la visita.

El segundo lugar de Salamanca que os quiero recomendar es la Taberna Dionisos. Es un sitio donde además de raciones, sirven unas tostas estupendas. Hay gran variedad de ellas.
Lo que más me gustó de este sitio es que disponen de una buena cantidad de vinos para tomar por copas o por botellas a unos precios razonables y en muy buenas condiciones. Los vinos te los sirven a temperatura óptima y en copas adecuadas. En nuestro caso, tomamos un par de botellas de Elías Mora crianza 2006 D.O. Toro. Buenísimo. ¡Cómo me gustan los vinos de Toro!
Muy recomendable taberna. Además, en cinco minutos te plantas en El Globo.

Meliá Boutique Las Claras. Salamanca.

El Meliá Boutique Las Claras es un muy buen hotel de 4 estrellas situado a un paso de la zona monumental de Salamanca. Las habitaciones son amplias así como los baños.
La decoración, bastante clásica. Tiene aparcamiento en el sótano del mismo hotel.
La entrada fue bastante lenta porque sólo había una persona tras el mostrador y el cliente que había delante de nosotros no paraba de hacerle preguntas al recepcionista del hotel sobre sitios para ver, sitios para comer, etc
Cuando nos tocó el turno, el registro fue rápido y el trato del recepcionista muy correcto.
Muy recomendable ya que el hotel está muy bien y la situación es buenísima.